Platón y la música | Filosofía antigüa

El valor de la música en Platón

Platón entiende a la música y la poesía como fundamentales para la educación. En la Grecia de entonces, ambas corrientes artísticas estaban estrechamente vinculadas, e influenciaban directamente en los ciudadanos (así como el teatro). En República sostiene que “la educación musical es de suma importancia a causa de que el ritmo y la armonía son lo que más penetra en el interior del alma y la afecta más vigorosamente, trayendo consigo la gracia, y crea gracia si la persona está debidamente educada” (Platón, 401c).
Nuestro filósofo no analiza la música como diversión, sino que desarrolla su rol para la educación de la armonía y perfección del alma, y para ordenar las pasiones; comprendamos que la música contemporánea a Platón no es la música de hoy, no se trataba de una banalidad superflua, por ejemplo como el reggaetón, sino de una forma de comunicación y divulgación (histórica, religiosa, política, etc).
Aunque en otros de los Diálogos, se aborda el tema de la música, en República se delimita incluso cómo debe regularse la misma, puesto que, si la música resulta indispensable en la formación del carácter, esto significa que su ausencia o su mala producción puede arruinar la polis. En este sentido, es entonces la música un asunto de Estado, es menester que su producción y divulgación sea acorde a los principios que la polis desea sostener.
La poesía y la música debían enseñarse desde la infancia, para así formar el carácter y la ética del ciudadano, en la búsqueda de lograr la areté. Son las dos materias las fundamentales para Platón desde la infancia: la gimnasia y la música. Pero la una con la otra, ya que gimnasia sin música llevaría a la rudeza sin alma, a la barbarie, y música sin gimnasia al letargo, la vagancia.
 

Purificación de la idea de lo divino para Platón

Resulta muy interesante la postura planteada sobre esta purificación de la idea de lo divino en los textos de Platón. En un mundo que justificaba casi todo con el accionar de los dioses, desde la filosofía se comienza a exponer el debate sobre la divinidad de lo divino.
Cuando se expresa lo que debe ser parte de la educación, en este caso vinculado a la poesía, Platón aborda los mitos y sostiene que se debe eliminar de los relatos todo aquello que ponga en obra de los dioses el mal, porque si un dios es lo bueno, no puede ser lo malo, es decir, si la divinidad es la perfección no puede ser algo imperfecto. En este punto es meritorio remarcar que este planteo se realiza desde la concepción de perfección como aquello que nos acerca a la divinidad (amor, bondad, sentimientos nobles, etc), y de imperfección como aquello que nos aleja (odio, rencor, venganza, etc).
De la misma manera, sostiene que la divinidad no debe padecer modificaciones, haciendo clara alusión a los relatos míticos en que los dioses se disfrazan para interactuar con los humanos, o engañarlos. Esto se asemeja a la postura de Parménides, si pensamos al dios como el ser perfecto, en tanto perfecto no puede ser imperfecto, y en tanto dios perfecto no puede pasar de ser (dios) a no-ser (no ser dios y ser un vagabundo, por ejemplo), porque el cambio no está dentro de las posibilidades de un dios (el ente es único, inmutable, inmóvil, inengendrado, imperecedero, intemporal, e indivisible) (Carpio, 2004), ya que para dejar de ser dios debería no-ser y lo único que un dios podría no-ser es la nada, y la nada no puede ser, por lo que se descarta esta posibilidad por el principio de contradicción. Es entonces el dios del mundo inteligible, imposible de cambiar.
Esta purificación de lo divino conlleva des-humanizar los relatos de los dioses, quitar las pasiones humanas de sus historias; y, en definitiva, aceptar la culpabilidad humana por los males que aquejan el mundo.

Bibliografía
Carpio, A. P. (2004). Principios de filosofía (2 ed.). Buenos Aires: Glauco.
Leonetti, I. (s.f.). Filosofía antigua. Módulo II. UCALP.
Platón. (s.f.). República. Gredos.


Marcelo J. Silvera
🌐@MarceloJSilvera


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