Platón y la educación religiosa | Filosofía antigüa

Jean Delville, La escuela de Platón (1898)
La Academia de Platón no se parece en nada, a ninguna institución moderna, y ciertamente tampoco tiene nada que ver con una universidad de moderna fundación. Los paralelos más cercanos son probablemente nuestras antiguas universidades, o, más bien, sus facultades, con las características que han heredado del mundo medieval, en particular sus conexiones religiosas y el ideal de la vida en común (Guthrie, 1998). El autor escocés remarca así la importancia de Platón para la historia de la educación, y la relación con la religiosidad.

Según diversos autores, es el ateniense el más remoto antecedente de políticas educativas. “Antes de Platón nadie se había dedicado a reconocer en qué circunstancias se impone la acción educativa, a qué exigencias ha de responder, y en qué condiciones es posible: fue el primero en poseer una filosofía de la educación”.
En el libro VII de República, Platón introduce la alegoría de la caverna para profundizar en la educación. Y tras ello, comienza a cuestionar los elementos que integran y deberían integrar la educación de los ciudadanos, en busca de la organización del estado. Esa educación solamente es posible si se eliminan los mitos de la poesía y la música, si los poetas se limitan a la verdad. Que los mitos y la literatura en general sean vehículo, desde el principio, de una representación verdadera de lo divino en el alma (la parte del hombre más semejante al dios) entraña poner las bases de la personalidad sobre fundamentos sólidos. Pero para ello se debe seleccionar qué contenidos son válidos, descartando, por ejemplo, los relatos donde los dioses son responsables del mal en la tierra, o cuando engañan a los humanos, esas acciones no son propias de dioses ya que de ellos, según Platón, solo puede venir lo bueno. Los fundamentos educativos de Platón tienen una base religiosa que determina el resto de la educación.
 

Articulación del proceso educativo y la formación de las personas

El proceso educativo en cuanto tal se cumple a lo largo de la existencia, esto refiere a lo que actualmente denominamos formación continua, es decir, el proceso de aprendizaje no cesa, por ello es importante iniciar esta reflexión en la niñez, tal como lo sostiene Platón. El filósofo ateniense presta mucha importancia a este primer período, porque es el momento de la vida en el que la persona es más vulnerable y maleable: todo lo que sucede en estos años y, con ello, lo que se aprende, queda indeleblemente impreso en el alma.
Y esa certeza de que debe instruirse a los ciudadanos desde la niñez, Platón la resalta cuando Sócrates dice: “¿Acaso no has advertido que, cuando las imitaciones se llevan a cabo desde la juventud y durante mucho tiempo, se instauran en los hábitos y en la naturaleza misma de las personas, en cuanto al cuerpo, a voz y el pensamiento?” (395, d)
En esta construcción de la nueva educación, se asigna al poeta un lugar de privilegio, con la obra de sus palabras fija la comprensión fundamental de la naturaleza de lo divino en las almas de los jóvenes. Con ella va la música también, ya que ambas artes (que hoy se nos presentan como separadas) estaban estrechamente vinculadas en la Grecia de entonces. “La educación musical es de suma importancia a causa de que el ritmo y la armonía son lo que más penetra en el interior del alma y la afecta más vigorosamente, trayendo consigo la gracia, y crea gracia si la persona está debidamente educada, no si no lo está. Además, aquel que ha sido educado musicalmente como se debe es el que percibirá más agudamente las deficiencias y la falta de belleza, tanto en las obras de arte como en las naturales, ante las que su repugnancia estará justificada; alabará las cosas hermosas, regocijándose en ellas hasta convertirse en un hombre de bien.” (401, e)
Estas consideraciones sobre los efectos de la música sobre la psicología de los individuos serían incompletas si no tuviéramos en cuenta que estos “individuos” son ciudadanos, es decir, si dejáramos fuera las consecuencias políticas. Lo que Platón pretendió fue la formación de los ciudadanos de la polis, ello conlleva los valores morales y éticos que harán mejores tanto a los seres como a las ciudades. Cuando hablamos de música se suele indicar que en aquellas épocas no era un entretenimiento inofensivo, al contrario que en las nuestras; sin embargo no debemos olvidar que en nuestra historia contemporánea, “ayer nomás” como dicen Los Gatos, se censuraban y prohibían canciones, discos y artistas.
Mediante las artes, se lograba una aproximación del alma a lo divino, cuyas características esenciales son la simplicidad y la veracidad, por medio de la educación se alcanza mediante una serie de preceptos básicos: devoción a los dioses y a los padres, veracidad, fidelidad hacia los amigos, valentía y autodominio.
Anteriormente habíamos abordado que también la educación física es importante, aunque estemos haciendo ahora hincapié en lo religioso de su educación.
Platón presta especial atención al método de formación del carácter. A este principio queda subordinado el aprendizaje de la lectura, de la escritura y de la aritmética; esta educación debe ser, por supuesto, ordenada aunque no deben primar los aspectos sistemáticos, y tan libre cuanto sea posible, porque no se debe hacer de la enseñanza una forma de esclavitud.


Bibliografía
Guthrie, W. K. (1998). Historia de la filosofía griega (Vol. IV). Madrid: Gredos.
Material didáctico. Filosofía antigua. Módulo II. (s.f.). UCALP.
Platón. (s.f.). República. Gredos.


Marcelo J. Silvera
🌐@MarceloJSilvera

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