El lamento por Ícaro. Óleo sobre tabla 1898. Herbert James Draper |
Confieso que parece imposible que cualquier argumento presentado por Sócrates no sea convincente, dado su método para exponerlos. Al tomar contacto con ellos, intento ubicarme en la temporalidad del texto, con la cultura de entonces, lo que me facilita comprender por qué se piensa lo que se piensa.
En ese sentido, me resultan más convincentes los argumentos de reminiscencia, y de las formas por sobre el resto, aunque esta última podría ser descartada (con nuestros conocimientos actuales) ya que podemos afirmar que el alma es algo diverso de las Formas, si tenemos en cuenta que lo propio del alma es conocer, ella no puede ser considerada una Forma, aunque sean completamente afines como se presenta en el Fedón (79d).
Las Formas son modelos perfectos que los seres particulares intentan reproducir. Las Formas no sólo están en las cosas sino que existen también separadas y por sí mismas; la existencia de la realidad en su conjunto se presenta en dos categorías: la visible y perecedera que se encuentra contrapuesta a invisible y eterna; las Formas pertenecen al segundo modo de existencia mencionado y se caracterizan por ser conocidas únicamente por la inteligencia, por ser eternas e inmutables, simples. Esta es una definición del alma que le da “vida”, la une a un cierto plan superior divino.
Pero más adelante (105a-107a) Platón, o Sócrates, definen la inmortalidad del alma con lo que se conoce como principio vital. “Si lo inmortal es imperecedero, es imposible que el alma, cuando la muerte se abata sobre ella, perezca. Pues, de acuerdo con lo dicho antes, no aceptará la muerte ni se quedará muerta”. Acá define que el alma sería, además de inmortal, imperecedera e indestructible. “Al sobrevenirle entonces al ser humano la muerte, según parece, lo mortal en él muere, pero lo inmortal se va y se aleja, salvo e indestructible, cediendo el lugar a la muerte”. Y en cuanto con estas cualidades, aquello que ocupa ahora es el cuidado del alma, puesto que si es eterna sobrevivirá al cuerpo y tendrá el destino que le forjemos durante la vida, es decir, si somos buenos tendrá un buen destino, en tanto que malos se verá atormentada por la eternidad.
Bibliografía
Material didáctico. Filosofía antigua. Módulo III. (s.f.). UCALP.
Platón. (1986). Diálogos, Tomo III. Madrid: Gredos.
Marcelo J. Silvera
🌐@MarceloJSilvera
0 comentarios:
Publicar un comentario